Cada noche cierro los ojos con la intención de dormir. De nuevo tú. Tu imagen se cuela en mi cabeza. Ahora es un "te amo" por noche, antes eras tú quien solía susurrarlos. Recuerdo cada día junto a ti, los más felices, créeme. Tu ausencia duele tanto que incluso pienso que nada de esto está ocurriendo de verdad. Suelo abrir los ojos dos veces al levantarme, porque aún no me hago a la idea de que no estés a mi lado. A veces, duermo en un rincón de la cama observando el vacío tan grande que dejaste, esperando a escuchar tus pasos haciendo rechinar la madera, tumbándote por fin a mi lado. Mi habitación está ahogada en suspiros, la carta que cuelga de la pared empañada... a penas se ha borrado lo que en lápiz tu escribiste para mí. Paseo cada día por aquel lugar, nuestro lugar. Pongo mi mano en el corazón sintiendo dos latidos al mismo compás, después siempre cae una lágrima...
A la mañana siguiente es diferente, mi oxígeno se agota. ¿Alguna vez has sentido que caías al vacío cuando dormías? ¿Esa sensación de perderlo todo en una milésima de segundo, de intentar llorar pero sin tiempo? a mi no me hace falta dormir para sentirla, te llevaste las alas con las que podía volar. Si alguna vez decides olvidar y perdonar mis errores, sabes que estaré esperándote en aquel rincón de mi cama, intentando contener las ganas de romper a llorar.
